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dado: á mí me debe la nación sesenta mil pe¬
sos como V. S. vé por este documento; pero
yo, que me hago cargo de todo.....en fin, si se
me dieran veinte mil, desde luego me daba por
pagado; porque ya V. S. vè el trastorno que se
me sigue, y.....Si el pobrete tocaba esta tecla,
no había remedio me encajaba de repeso, y
gravemente le respondía: hombre, si U. está
determinado, yo tengo arbitrios....puede ser que
se pudiera componer.....si decía que sí, nego¬
cio hecho: le daba sus veinte mil de pico, re¬
cojía el documento, y luego con dar una ór¬
den estrictísima y á raja-tablas para que de lo
primerito y más saneado se entregasen los se¬
senta mil duros, me hallaba de una mano á
otra con cuarenta mil pesos, y siga la bola. Estas
negociaciones piadosas las estendería á otros
puntos, y con ellas y un buen amigo por cuya
mano y en cabeza del cual fuese asegurando
el dinerillo, comprando fincas ú otros bienes pa¬
ra libertarse de esas lenguas de á palmo, pues...
de tanta maldita lengua: aquí me tenía U. un
hombresito puesto en zancos para secula sin fin.

Al esplicarse así un picarón, cierto hom¬
bre de bien que lo había estado oyendo dicen
que esclamó: ¡qué perversidad! ¡qué corrupción!
¡qué bribonada!

SE DICE.

Que la ley sobre reforma de funerales que
aprobó la cámara de diputados, é insertamos en
nuestro número 4.o va á ser desechada por la
cámara de senadores.

Sería necesario deplorar este acontecimien¬
to como una calamidad pública, si por des¬
gracia sucediere que nos parece increible. No
se nos oculta que la loca vanidad de muchas
familias considera la adopción de aquella in¬
teresante reforma como un directo ataque al
órden de jerarquías, que con mengua de la re¬
lijión, se ha estronizado en nuestro país, y gra¬
dúa como un insulto á la categoría del difun¬
to, sujetarlo á la dura condición de ir sin acom¬
pañamiento ruidoso, con solo seis luces, y ver¬
se reducidos á la diminuta balla de tres ba¬
ras á los más de altura, y dos de latitud.—Es¬
tas reflecsiones pueden muy bien caber en al¬
gunas molleras huecas, más no deben tener lu¬
gar en la consideración de un cuerpo respe¬
table, y cuyo primordial objeto debe ser la fe¬
licidad jeneral.

Esto nos induce á creer no tiene funda¬
mento alguno, el rumor esparcido días ha so¬
bre la desaprobación de la ley indicada por
la cámara de senadores; más nos ha obligado á
poner este se dice, el temor de que la menti¬
ra sea hija de algo.

LA BARCA DE SIMON.

Tuvo Simon una barca
No más que de pescador,
Y no más que como barca
A sus hijos la dejó.

Mas ellos tanto pescaron
E hicieron tanto doblon,
Que ya tuvieron á menos
No mandar buque mayor.

La barca creció á jabeque
Luego á fragata subió,
Llegó á navio de guerra
Y asombró con su cañon.

Mas ya viejo y roto el casco
De combates que sufrió
Se está pudriendo en el puerto:
¡Lo que vá de ayer á hoy!.....

Mil veces la han carenado
Mas siempre será mejor,
Deshacerla y contentarse
Con la barca de Simon.

El trovador del siglo 19.

EL OBSERVADOR IMPARCIAL.

Aunque el jueves veintiocho del
corriente es uno de los días prefijados
para la publicación de este periódico;
más siendo justamente el aniversario
de la jura de nuestra independencia,
se previene a los señores subscripto¬
res, que no saldra el Observador has¬
ta el sabado 30.

AVISO.

Los ciudadanos que deseen dar pu¬
blicidad á algunos proyectos de ley, antes
de su admisión en las cámaras, podrán remi¬
tirlos rotulados á los editores del Observador en
la imprenta del sr. Concha, que se insertarán
gratuitamente.

IMP. REP. DE CONCHA.

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