La linda poblana - 23

llegué, de mui corta edad,
ã la ciudad de la Puebla,
sin mas caudal, que la carta
de mi ilustrisima nobleza;
caseme con una Dama
mui rica. Toda la Hacienda
que poseo, trajo en dote;
y dejandome dos prendas,
hija, é hijo, sabes que ã este
le dieron muerte sangrienta,
y asi, aquella se quedó
la lexitima heredera
de todo: Dios la hiso rica:
Al estado que combenga
la guie, que yo no quiero
hacer le tome por fuerza.

Ansa. . . . Bien . . . . Yá conozco que fuí
solo una triste sirbienta
de tu primera Mugér.
Pobre y honrrada doncella
era, quando me elevaste
ã tu Esposa . . . ¡ Yo, quien hubiera
no subido para ser
exemplo de miseria.
Quando tu faltes . . . . !Ho cielo! . . . .
siempre viviré sugeta
ã una hijastra que me mira

llegué, de mui corta edad,
ã la ciudad de la Puebla,
sin mas caudal, que la carta
de mi ilustrisima nobleza;
caseme con una Dama
mui rica. Toda la Hacienda
que poseo, trajo en dote;
y dejandome dos prendas,
hija, é hijo, sabes que ã este
le dieron muerte sangrienta,
y asi, aquella se quedó
la lexitima heredera
de todo: Dios la hiso rica:
Al estado que combenga
la guie, que yo no quiero
hacer le tome por fuerza.

Ansa. . . . Bien . . . . Yá conozco que fuí
solo una triste sirbienta
de tu primera Mugér.
Pobre y honrrada doncella
era, quando me elevaste
ã tu Esposa . . . ¡ Yo, quien hubiera
no subido para ser
exemplo de miseria.
Quando tu faltes . . . . !Ho cielo! . . . .
siempre viviré sugeta
ã una hijastra que me mira