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OPINIÓN.

Todo estaría bien ordenado si se reformasen
las autoridades, dicen unos, si se mudasen los
Gobernantes, si se rectificasen los tribunales, si
se castigasen la corrupción, la desidia y el cri¬
men. Nuestras instituciones son exelentes, la
forma de nuestro gobierno la más justa, la cons¬
titución es el producto de la sabiduria y la es¬
periencia: es la combinación moderada de todos
los sistemas políticos, combinación acomodada à
nuestras costumbres y habitos. Observada en to¬
das sus partes debe producir necesariamente la
paz, el orden y la armonia entre todas las cla¬
ses del estado: ella garantiza las propiedades,
el honor y los derechos de los individuos: abre
un campo inmenso à la prosperidad Nacional.
La libertad y los premios concedidos à la acti¬
vidad, fomentan la agricultura, el comercio, la in¬
dustria y la ilustración. Si algo le quita al Po¬
der Ejecutivo, es para aplicarlo al legislativo,
poder menos capaz de corrupción y despotismo:
deja al judicial en todo su vigor sin la depen¬
dencia ni las trabas que perturban sus operacio¬
nes. Los destinos parten de los Pueblos, la for¬
tuna y los premios se conceden al mérito y à las
aptitudes, y todos tienen por la Ley seguridad
absoluta ¿que mejor sistema ni que mejores fun¬
damentos? La desgracia nace de los que ejer¬
cen estos poderes. Si no hubiera tanta ambición
en los que mandan, tanta corrupción en los
jueces, tanta arbitrariedad en los legisladores, tan¬
ta impunidad de crimines, tanto fermento de pa¬
siones, tanto menosprecio à la virtud y al me¬
rito, tanta incapacidad y decidia para cumplir
con los deberes recíprocos, tanta exaltación en
fin al liberalismo é ideas nuevas ¡que felices
seríamos con nuestra carta? ¿Como reposaría
el ciudadano en la magestad de las leyes, el
virtuoso Patriota en la protección de la Repú¬
blica, y el hombre honrado en el seno de su
familia! ¿Cuantos bienes ganados, y que de ma¬
les perdidos? ¿Y que remedio sino propender à
transtornar à los Funcionarios mal versantes, à
los apaticos y criminales? Así, fuera despotis¬
mo y arbitrariedades, fuera empleos patrimonia¬
les, fuera injusticias y aceptaciones personales,
Odio eterno à todo infractoor de la ley, vengan¬
za para la perfidia, castigo inexorable para el
crimen.

Aun no estamos constituidos, dicen otros.
¡Cuantos vacios y defectos en la ley! No se
halla en ella una responsabilidad efectiva. Los
poderes en parte soon absolutos, y en parte li¬
mitados è incompletos. El Ejecutivo no apare¬
ce lo que es: con las manos atadas para el bien
no puede arreglar nada oportunamente ni dar el
movimiento correspondiente à la máquina del es¬
tado: no puede disponer de la fuerza que es la
única que cimenta el orden, la ininviolabilidad y la
integridad de una Nación: puede arruinar fortu¬
nas sin poder darlas, puede abatir personas sin
poder elevarlas: es responsable de lo que no es¬
tá enteramente, y es acechado con perfidia: quejosos,
discontentos y aspirantes hacen su corte. La ley
calla sobre su respetabilidad, por que comien¬

sa por imprimir desconfianza hacía él: el espiri¬
tu público caracteriza de heroe al que no res¬
pira sinó odio y malevolencia contra los gobier¬
nos. Es el defecto de la constitucion. Si el
legislativo dicta leyes inconsonantes con el plan
jeneral y la organización interior; si juzga cuan¬
do quiere, y hace de Ejecutivo cuando quiere; si
los hombres menos aptos son llamados al gran¬
de cargo de dar leyes y ejercer una Soberania
absoluta y perfecta sin responsabilidad ni riesgo,
es por defecto de la constitución. Si los jueces
aplican las leyes à su agrado, si obligados à in¬
terpretarlas por falta de exactitud y claridad caen
en el error y el vituperio; si legislan à veces,
si ejecutan à veces, es por que la constitución
no detalla sus atribuciones y facultades, es por
que no pone trabas para los que se exeden ni
penas reales para los que la infringen. Las pa¬
siones de los hombres necesitan de freno y la
pena efectiva debe ser la primera clausula de la
ley. El clima, la indole, las costumbres de los
Pueblos son los únicos que han podido mante¬
nernos en paz. El equilibrio de los poderes en
nuestra gran carta, es un combate interminable
y reciproco entre ellos, que tiende à la disolu¬
ción; es una guerra sorda entre los empleos y
empleados, entre el que manda y obedece: una
combinación más analoga à cada ejercicio, sosten¬
dría la unión como se sostiene una máquina que
consta de piezas grandes y pequeñas dependien¬
tes unas de otras. Los derechos inviolables con¬
cedidos à los pueblos y à sus representaciones
son el semillero de conspiraciones y tienden à
la anarquía: los pueblos no deben obrar sino
bajo de barreras impenetrables, para precaver
sus funestos desbordes. Las prerrogativas con¬
cedidas à las capitales siembran el odio mutuo
y el provincialismo en los departamentos. Las
pasiones más temibles son protejidas por la ley,
y los crimenes más detestables pueden eludirse
con ella. La ley halla aptos à todos los hom¬
bres para todo, y para lo más sencillo no se
halla un hombre. ¡Bienaventurada convención
que eres la única que puedes remediar estos ma¬
les? ¿A donde está la opinión cual es la más
cierta?

Continuará.

AVISO

Para el mejor y más pronto despacho del público ha
tenido à bien la Prefectura mandar imprimir pa¬
saportes para toda clase de personas. Las que quie¬
ran sacarlos ocurran à la Secretaria con el impor¬
te del papel sellado que les correspondiere.—Se han
impreso en el del sello 5.o y del 6.o, exepto el del
sello 2.o que sirve para otras Repúblicas, el que
deben comprar los interesados del Tesoro público.

IMPRENTA PÚBLICA POR P. EVARISTO GONZALEZ.

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